Sunday, August 31, 2008

Diario de Paul (Fecha desconocida)

Que puedo hacer para quitarme este sentimiento del estómago, que hacer para dejar de sentir. Me he inventado, y lo repito y se lo repito a todos, que yo no siento nada, pero realmente es a mi a quien quiero engañar, es a mi a quien quiero convencer que puedo vivir sin amor, que puedo vivir sin sentir eso que siento por ti, si así es, por ti mi joven, aún con cara de niña, hermosa princesa de una monarquía lejana, tan lejana de la realidad y del tiempo que no existe más que en mis sueños, y de la cual no soy más que el hijo de un pobre pescador que suspira con solo verte pasar, hija consentida de un rey poderoso. Sabiendo, como cualquier guerrero, que va a morir en el combate, pero aún así entra decidido a dejarlo todo. Así es la vida mi hermosa norteña, quisiera contarte tantas cosas de la vida, contarte que al final no importan las diferencias, ni de edades, ni de países, ni de nombres, ni de géneros, no hay orden, la vida es sólo caos, y ya lo sabrás, no seré yo quien este ahí para mostrarte que hay muchas formas de escribir la vida, que en mi mundo abstracto también habría un lugar para ti, mostrarte que una derivada tiene muchas formas de escribirse, pero al final siempre es lo mismo, no deja de ser una abstracción de la dinámica de la vida. Anoche mientras hacía el amor con mi nueva compañera, como dirías tu, no podía dejar de pensar en ti, en pensar que en menos de tres semanas estarás lejos, que voy a perderte para siempre, y vino a mi mente la escena de una película, y pensé que podría hacer algo similar para ti, sólo para dejarte saber eso que me aprieta el estómago, que me gustas demasiado. Obviamente me pareció demasiado ridículo el sólo pensarlo, por esa extraña manía que tenemos todos de querer ser diferentes y no caer en el lugar común. Al final sé que talvez no voy a hacer nada, tus jóvenes ojos siempre miran para otro lado, a mi pesar, y quizás sea mejor así, todo está finiquitado, renuncio a tu presencia, renuncio a sentir esta opresión en el estómago, me tomo un café y me refugio en mis abstracciones.